NUESTRO FUNDADOR: P. JOSÉ KENTENICH
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NUESTRO FUNDADOR: P. JOSÉ KENTENICH

Un obispo que conoció de cerca al P. Kentenich, dijo en su funeral que “todo hombre grande es una carta de Dios para su época”. Así hemos experimentado al P. Kentenich y en su vida vemos un claro mensaje de Dios para el tiempo actual. Un mensaje que se refiere a Dios como alguien presente en nuestra vida, cercano y paternal, que quiere salir al encuentro del hombre sellando una Alianza con él a través de la Virgen María; un mensaje de amor incondicional a la Iglesia

Niñez y juventud

 

José Kentenich nació en 1885 en Gymnich, cerca de Colonia, Alemania. A los 8 años su madre debió llevarlo a un orfanato, pues por motivos laborales no podía seguir cuidando de él con la dedicación necesaria. Allí lo consagró a la Stma. Virgen, pidiéndole que en adelante Ella fuese su Madre y educadora. El pequeño José se consagró entonces conscientemente a María y años más tarde, al mirar retrospectivamente su vida, declaró: “Le debo a la Stma. Virgen lo que soy y lo que se ha gestado en Schoenstatt”.

 

En 1904 ingresó a la comunidad de los Padres Palotinos y durante sus años de juventud, debió sobrellevar serias luchas espirituales que lo llevaron casi al agotamiento de sus fuerzas. José Kentenich, un joven talentoso e inteligente, no podía descansar preguntándose: ¿Qué es la verdad? ¿Puedo conocerla?

 

Todas estas luchas se solucionaron a través de la Virgen María y gracias a Ella encuentra una salida para su crisis. La Stma. Virgen lo hace partícipe de manera profunda de su amor al Dios Trino y a los hombres.

 

Primeros años de sacerdocio

 

En 1910 fue ordenado sacerdote y durante sus primeros años se desempeñó como docente en el seminario menor de su comunidad y en 1912 fue nombrado director espiritual de los seminaristas del nuevo seminario ubicado en Schoenstatt / Vallendar. Ya en esos años se puso de manifiesto que el P. Kentenich era un educador lúcido, que veía con claridad los desafíos educativos de la época. Su objetivo pedagógico era claro y entusiasmó a los jóvenes: llegar a ser personalidades firmes y libres, viviendo la santidad en medio del mundo. Bajo la protección de María, los guió hacia una seria autoeducación.

 

Fundación de Schoenstatt

 

Sin tener absoluta claridad acerca de lo que Dios quería, pero confiando y dejándose guiar por su Providencia, el 18 de octubre de 1914 arriesgó el primer paso para la fundación del Movimiento de Schoenstatt. En una pequeña capilla abandonada, en Schoenstatt, él y un pequeño grupo de jóvenes selló una Alianza de Amor con María. Por ella pidieron a María que estableciera en esa capilla que había sido restaurada por ellos mismos, de manera que se transformara en un  lugar de peregrinación y de gracias. A modo de contribución para esto, el P. Kentenich y los seminaristas pusieron a disposición de Ella su vida entera, con sus alegrías y dificultades. En adelante la consigna “Nada sin ti – nada sin nosotros” expresará esa Alianza con María que en el contexto de la Primera Guerra Mundial comienza a expandirse más allá de los límites del seminario y en las décadas siguientes abarcará los cinco continentes.

 

Campo de concentración

 

Entre 1941 y 1945 el P. Kentenich fue prisionero del régimen nacionalsocialista, primeramente en la cárcel de Coblenza y luego en el campo de concentración de Dachau. Allí, en medio de circunstancias muy adversas, continuó trabajando incansablemente por la misión que Dios le había encomendado y gracias al P. Kentenich muchos prisioneros experimentaron una gran cercanía de Dios.

 

Viajes internacionales

 

Entre 1947 y 1951 el P. Kentenich realizó viajes a Sudamérica, África y los EEUU, para agradecer a los miembros de Schoenstatt su entrega generosa durante los años pasados, animarlos en el desarrollo del Movimiento e impulsarlos a la construcción de nuevos Santuarios para la Stma. Virgen.

 

Exilio

 

Desde 1951 a 1965, la Iglesia separó al P. Kentenich de su Obra, asignándole la ciudad de Milwaukee, EEUU como lugar de exilio. Las autoridades eclesiásticas examinaron su persona y su fundación, ya que había varios aspectos que no eran comprendidos. Durante los largos años de su ausencia de Schoenstatt se puso de manifiesto la profundidad y fidelidad del amor del P. Kentenich a la Iglesia.

 

Últimos años de vida

 

En la Nochebuena de 1965 el P. Kentenich pudo regresar a Schoenstatt, finalizando el exilio. Durante los siguientes tres años trabajó arduamente por la consolidación del Movimiento. A pesar de todas sus ocupaciones como fundador de una gran obra internacional y de muchas comunidades, se preocupaba en primer lugar de las necesidades de cada persona que recurría a él. Su profunda unión a Dios y la bondad paternal que irradiaba, permitió a muchos experimentar la realidad del amor de Dios, nuestro Padre Celestial.

 

El 15 de septiembre de 1968 el P. Kentenich fue llamado por Dios a la eternidad, poco después de haber celebrado por primera vez la Santa Misa en la iglesia de la Stma. Trinidad, recientemente edificada sobre el monte Schoenstatt. Su tumba se encuentra hoy en el lugar donde falleciera, en la antigua sacristía de esta iglesia, y tiene grabadas las palabras “Dilexit ecclesiam”, “amó a la Iglesia”, como testimonio de aquello que el P. Kentenich vivió a lo largo de toda su vida.

 

Actualmente personas de todo el mundo visitan este lugar para hacer un momento de silencio y orar. Allí exponen al P. Kentenich sus preocupaciones y confían en su intercesión ante Dios. Ahora el P. Kentenich puede continuar la misión de su vida de una nueva manera. Así lo han comprobado ya muchas personas que se vinculan a él y se dirigen a él en sus necesidades.

 

Su proceso de beatificación fue iniciado el 10 de febrero de 1975 en la diócesis de Tréveris.

 

En los cimientos de nuestro Santuario en Valldoreix, existe un lugar de encuentro con el P. Kentenich donde muchos acuden a pedir su consejo e intercesión.

 

Basado en biografía publicada en www.pater-kentenich.org

Niñez y juventud

 

José Kentenich nació en 1885 en Gymnich, cerca de Colonia, Alemania. A los 8 años su madre debió llevarlo a un orfanato, pues por motivos laborales no podía seguir cuidando de él con la dedicación necesaria. Allí lo consagró a la Stma. Virgen, pidiéndole que en adelante Ella fuese su Madre y educadora. El pequeño José se consagró entonces conscientemente a María y años más tarde, al mirar retrospectivamente su vida, declaró: “Le debo a la Stma. Virgen lo que soy y lo que se ha gestado en Schoenstatt”.

 

En 1904 ingresó a la comunidad de los Padres Palotinos y durante sus años de juventud, debió sobrellevar serias luchas espirituales que lo llevaron casi al agotamiento de sus fuerzas. José Kentenich, un joven talentoso e inteligente, no podía descansar preguntándose: ¿Qué es la verdad? ¿Puedo conocerla?

 

Todas estas luchas se solucionaron a través de la Virgen María y gracias a Ella encuentra una salida para su crisis. La Stma. Virgen lo hace partícipe de manera profunda de su amor al Dios Trino y a los hombres.

 

 

Primeros años de sacerdocio

 

En 1910 fue ordenado sacerdote y durante sus primeros años se desempeñó como docente en el seminario menor de su comunidad y en 1912 fue nombrado director espiritual de los seminaristas del nuevo seminario ubicado en Schoenstatt / Vallendar. Ya en esos años se puso de manifiesto que el P. Kentenich era un educador lúcido, que veía con claridad los desafíos educativos de la época. Su objetivo pedagógico era claro y entusiasmó a los jóvenes: llegar a ser personalidades firmes y libres, viviendo la santidad en medio del mundo. Bajo la protección de María, los guió hacia una seria autoeducación.

 

Fundación de Schoenstatt

 

Sin tener absoluta claridad acerca de lo que Dios quería, pero confiando y dejándose guiar por su Providencia, el 18 de octubre de 1914 arriesgó el primer paso para la fundación del Movimiento de Schoenstatt. En una pequeña capilla abandonada, en Schoenstatt, él y un pequeño grupo de jóvenes selló una Alianza de Amor con María. Por ella pidieron a María que estableciera en esa capilla que había sido restaurada por ellos mismos, de manera que se transformara en un  lugar de peregrinación y de gracias. A modo de contribución para esto, el P. Kentenich y los seminaristas pusieron a disposición de Ella su vida entera, con sus alegrías y dificultades. En adelante la consigna “Nada sin ti – nada sin nosotros” expresará esa Alianza con María que en el contexto de la Primera Guerra Mundial comienza a expandirse más allá de los límites del seminario y en las décadas siguientes abarcará los cinco continentes.

 

Campo de concentración

 

Entre 1941 y 1945 el P. Kentenich fue prisionero del régimen nacionalsocialista, primeramente en la cárcel de Coblenza y luego en el campo de concentración de Dachau. Allí, en medio de circunstancias muy adversas, continuó trabajando incansablemente por la misión que Dios le había encomendado y gracias al P. Kentenich muchos prisioneros experimentaron una gran cercanía de Dios.

 

Viajes internacionales

 

Entre 1947 y 1951 el P. Kentenich realizó viajes a Sudamérica, África y los EEUU, para agradecer a los miembros de Schoenstatt su entrega generosa durante los años pasados, animarlos en el desarrollo del Movimiento e impulsarlos a la construcción de nuevos Santuarios para la Stma. Virgen.

 

 

Exilio

 

Desde 1951 a 1965, la Iglesia separó al P. Kentenich de su Obra, asignándole la ciudad de Milwaukee, EEUU como lugar de exilio. Las autoridades eclesiásticas examinaron su persona y su fundación, ya que había varios aspectos que no eran comprendidos. Durante los largos años de su ausencia de Schoenstatt se puso de manifiesto la profundidad y fidelidad del amor del P. Kentenich a la Iglesia.

 

Últimos años de vida

 

En la Nochebuena de 1965 el P. Kentenich pudo regresar a Schoenstatt, finalizando el exilio. Durante los siguientes tres años trabajó arduamente por la consolidación del Movimiento. A pesar de todas sus ocupaciones como fundador de una gran obra internacional y de muchas comunidades, se preocupaba en primer lugar de las necesidades de cada persona que recurría a él. Su profunda unión a Dios y la bondad paternal que irradiaba, permitió a muchos experimentar la realidad del amor de Dios, nuestro Padre Celestial.

 

El 15 de septiembre de 1968 el P. Kentenich fue llamado por Dios a la eternidad, poco después de haber celebrado por primera vez la Santa Misa en la iglesia de la Stma. Trinidad, recientemente edificada sobre el monte Schoenstatt. Su tumba se encuentra hoy en el lugar donde falleciera, en la antigua sacristía de esta iglesia, y tiene grabadas las palabras “Dilexit ecclesiam”, “amó a la Iglesia”, como testimonio de aquello que el P. Kentenich vivió a lo largo de toda su vida.

 

Actualmente personas de todo el mundo visitan este lugar para hacer un momento de silencio y orar. Allí exponen al P. Kentenich sus preocupaciones y confían en su intercesión ante Dios. Ahora el P. Kentenich puede continuar la misión de su vida de una nueva manera. Así lo han comprobado ya muchas personas que se vinculan a él y se dirigen a él en sus necesidades.

 

Su proceso de beatificación fue iniciado el 10 de febrero de 1975 en la diócesis de Tréveris.

 

En los cimientos de nuestro Santuario en Valldoreix, existe un lugar de encuentro con el P. Kentenich donde muchos acuden a pedir su consejo e intercesión.

 

 

Basado en biografía publicada en www.pater-kentenich.org